El vidrio de seguridad templado y el vidrio de seguridad laminado son dos tipos de vidrio de seguridad que ofrecen particularidades diferentes.
El vidrio templado es un vidrio monolítico, que se somete a un proceso térmico que lo hace muy resistente y duradero, lo que aumenta su grosor. Su ventaja más destacada es que cuando se rompe, lo hace en trozos muy pequeños y no en fragmentos dentados, como en el vidrio común. Al ser más resistente, se debe utilizar en todas esas situaciones más expuestas a golpes, como es el caso de una mampara de baño, una barandilla o una puerta.
Por otro lado, siempre que se quiera taladrar o manipular para instalar herrajes, barras o tiradores, se tiene que templar.
El vidrio laminado, en cambio, parte de la unión de dos o más hojas de vidrio monolítico unidos superficialmente. El sistema más usado es la película de butiral de polivinilo (PVB). Éste tiene una ventaja sobre el templado y es que mantiene sujeto el vidrio a la película en caso de rotura, es decir, se rompe sin desfragmentarse, lo que es imprescindible en zonas de mucho uso, como barandillas de escalera. La desventaja que tiene el laminado es que está más expuesto a roturas por cambios de temperatura o golpes.
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